Las luces de conducción diurna hacen referencia al sistema de iluminación de los vehículos utilizado durante la circulación por el día con el objetivo de aumentar la visibilidad del automóvil y, con ello, la seguridad del resto de conductores y peatones frente a un uso intensivo de las luces cortas (tanto de día, como de noche) que haría necesarios frecuentes cambios de bombillas por su mayor desgaste.
Las Luces de Conducción Diurna (LCD o, en su denominación inglesa Daytime Running Lights o DRL) aspiran a mejorar la visibilidad de los vehículos que las utilizan en situaciones en las que tradicionalmente no ha sido necesario u obligatorio su empleo, pero que debido a determinadas circunstancias del tráfico (como una visibilidad ambiental reducida o enmascaramientos con el entorno o la vegetación, entre otras limitaciones) pueden contribuir a hacer más visibles los vehículos y alcanzar un mayor nivel de seguridad para todos los usuarios de la vía.
De entre los distintos sistemas posibles de luces de conducción diurna, los expertos se decantan por la utilización de luces específicas frente a otras alternativas como el empleo de las luces cortas que se encienden automáticamente con el arranque del motor (sistema que ya utilizan algunas motocicletas), aunque para los vehículos que ya forman del parque automovilístico sería necesario recurrir al encendido manual de dichas luces cortas cada vez cada vez que se arrancara el vehículo.
La implantación de este tipo de iluminación diurna trata de aprovechar la experiencia acumulada en los países en los que estos sistemas son habituales desde hace años, como es el caso de los países nórdicos en los que por sus especiales condiciones por latitud y escasez de horas de sol son obligatorios.